miércoles, 18 de diciembre de 2013

Estat/estat en la consulta de autodeterminación de Cataluña. La mayúscula importancia de una mayúscula


El pasado día 12 de diciembre, el presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunció por sorpresa la fecha y la pregunta de la deseada consulta sobre el futuro político de Cataluña, con una formulación binaria de la pregunta que, en palabras de los firmantes del acuerdo de la consulta, representa todo el abanico de sensibilidades políticas que reúnen CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP. Se había especulado mucho sobre la fecha conveniente, y todavía más sobre la formulación de la pregunta, dados los diversos criterios de claridad que debía satisfacer (v. Pau Bossacoma, «La claredat de la pregunta», 14/11/2013): inteligibilidad , simplicidad, neutralidad, brevedad y corrección jurídica; cinco aspectos que guardan una relación directa o muy estrecha con el uso del lenguaje en todos sus niveles: sintáctico, léxico, discursivo y también orto(tipo)gráfico. Días atrás, con los datos oficiales en la mano, Pau Bossacoma sometió a juicio la adecuación de la pregunta binaria a las exigencias del criterio de inteligibilidad, concluyendo: «l’apel·lació a un estat −sense més adjectius− s’allunya en excés d’aquest requisit. Parlar d’estat sense més ni més és molt similar a apel·lar a l’estat propi, i ja vaig alertar, d’acord amb el CATN [Consell Assessor per a la Transició Nacional], que estat propi podria significar estat independent, confederat o federat» («la apelación a un estado −sin más adjetivos− se aleja en exceso de este requisito. Hablar de estado sin más es muy similar a apelar al estado propio, y ya alerté, de acuerdo con el CATN, que estado propio podría significar estado independiente, confederado o federado» (v. «La consulta supera l’examen de la claredat?», 16/12/2013). No le faltaría razón si no fuera porque, en su análisis, obviaba un detalle que difícilmente le pasaría desapercibido a cualquier profesional o especialista en grafémica, normatividad, estilo en los medios escritos o técnica legislativa, y que el propio Mas recalcó como pertinente y significativa acotación a la enunciación literal de la primera parte de la pregunta: «−escrit Estat òbviament en majúscules−» (‘escrito Estado obviamente en mayúsculas’). 


¿Qué quiere decir esto? Para el común de la gente, probablemente nada; para los firmantes del acuerdo, tampoco mucho, visto que, en su blog, el líder de ERC, Oriol Junqueras, reprodujo la pregunta con la palabra estado en minúsculas (v. «9 de novembre de 2014: 'Vol que Catalunya esdevingui un estat? Vol que sigui un estat independent?»). Pero para los especialistas, «escrit Estat òbviament en majúscules» (‘escrito Estado obviamente en mayúsculas’) significa mucho, quiere decir todo lo que había que decir sobre el tipo de estado que los catalanes, si la suerte y la fuerza nos acompañan, iremos a votar. Para empezar, la expresión dicha coloquialmente «en majúscules» referida a la manera de escribir una palabra se interpreta como equivalente de «amb majúscula inicial» (‘con mayúscula inicial’), es decir: Estado. El adverbio òbviament (‘obviamente’) muestra una evidencia y al mismo tiempo excluye alternativas: el estado al que se refiere la pregunta de la consulta no puede ser otro (claro) que un Estado. Finalmente, en las lenguas romances, la mayúscula tiene una función diacrítica que deshace la ambigüedad inherente a los homónimos fuertemente polisémicos, es decir, tiene la capacidad de ayudarnos a identificar las palabras con la misma escritura y pronunciación pero con significados distintos, a veces incluso con matices semánticos muy diversos, como es el caso de estado. Lo que nos dice, pues, esta mayúscula inicial es que estado y Estado no quieren decir lo mismo.
Si la pregunta se hubiera formulado en castellano, sabríamos con toda certeza cuál es la diferencia entre estado y Estado con sólo echar un vistazo a la normativa ortográfica vigente. De hecho, cuando la pregunta se ha traducido al castellano, varios medios españoles han hecho el muy relevante énfasis ortográfico. Desde el 2005, recogiendo un uso corriente en los medios escritos y previamente defendido por José Martínez de Sousa, la Real Academia Española dejó establecida en su Diccionario panhispánico de dudas la norma siguiente (la negrita es mía):
estado. 1. Se escribe con inicial mayúscula cuando significa ‘conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano’: «La cooperación entre diversos órganos del Estado» (Siglo [Pan.] 10.4.97); también cuando se refiere a la unidad política que constituye un país, o a su territorio: «El derecho internacional no hace diferencia en cuanto al tamaño o la ubicación geopolítica de los Estados» (Ortega Paz [Nic. 1988]). [...] 2. Se escribe con minúscula en el resto de sus acepciones, incluida la que se refiere a la porción del territorio de un Estado cuyos habitantes se rigen, en algunos asuntos, por leyes propias (como ocurre con las demás entidades territoriales: comunidad autónoma, departamento, provincia, región, etc., que se escriben con inicial minúscula): «En el estado de Oaxaca hubo elecciones extraordinarias» (Excélsior [Méx.] 27.5.96).
La norma del castellano es muy clara: un Estado son los órganos de gobierno de un país plenamente soberano e independiente, y un estado es uno de los territorios de un Estado que gozan de autonomía política y legislativa, particulamente en los regímenes federales. Esta diferencia gráfica es especialmente necesaria en el mundo hispanófono, donde hay varios Estados federales (México, Venezuela y Argentina). Por lo tanto, si la pregunta se hubiera escrito en castellano, la grafía Estado, por sí sola, excluiría la opción federal y nos permitiría una sola lectura: Estado independiente plenamente soberano.
Para doble contrariedad de Ciudadanos y del PP, la pregunta, sin embargo, está formulada solamente en catalán. Y en catalán no es tan fácil desentrañar este asunto mayúsculo. La Secció Filològica (SF) del Institut d'Estudis Catalans (que desempeña, entre otras, funciones normativas propias de una academia de la lengua, catalana en este caso) no es al respecto de la grafía de estado tan explícita como la RAE, en ninguno de sus textos normativos. En su diccionario normativo (DIEC, 2.ª ed.) debemos fijarnos en la acepción 8-1 del lema estado (entrado, como es tradición lexicográfica, en minúscula):
estat [...] 8 m. [LC] [PO] Forma d’organització política caracteritzada per l’existència d’un territori delimitat, una població definida i una autoritat que s’atribueix un poder indiscutible sobre els dos elements anteriors. L’estat monàrquic, republicà. Els estats europeus. El cap de l’Estat. Ministre de l’Estat. Els afers de l’Estat.

[estado [...] 8 1 m. [LC] [PO] Forma de organización política caracterizada por la existencia de un territorio delimitado, una población definida y una autoridad que se atribuye un poder indiscutible sobre los dos elementos anteriores. El estado monárquico, republicano. Los estados europeos. El jefe del Estado. Ministro de Estado. Los asuntos del Estado.]

Si bien no incluye ninguna nota ortográfica sobre la escritura de estado, de los ejemplos que da se puede inferir una convención: escribiremos estat al referirnos a un tipo concreto de organización estatal (estat monàrquic, estat republicà... y, por extensión, también estat federal, estat confederal, estat independent) pero a ningún estado en concreto; estats para el plural de la palabra, y Estat para hacer alusión a uno en concreto y a sus órganos. En su opúsculo «L’ús de les majúscules i les minúscules» (versión 4, 07.27.2003, § 12.1.4.4), la SF tampoco explicita el criterio, que de nuevo hay que inferir de los ejemplos. Para encontrar más concreción debemos dirigirnos al Cercaterm del Termcat (organismo oficial de normalización terminológica del catalán), que en los téminos recogidos en su Neoloteca sí dice claramente lo siguiente (la negrita es mía):
estat
<Dret. Administració pública>
Subjecte de dret internacional dotat d'un territori, una població, una organització política i plena sobirania.
Nota: En àmbits especialitzats, hi ha tendència a escriure sempre aquest terme en majúscula inicial, tant en català com en les altres llengües.

[estado
<Derecho. Administración pública>
Sujeto de derecho internacional dotado de un territorio, una población, una organización política y plena soberanía.
Nota: En ámbitos especializados, hay tendencia a escribir siempre este término en mayúscula inicial, tanto en catalán como en las otras lenguas.]

Cabe decir que esta distinción ortográfica no sólo se hace en ámbitos especializados. Por ejemplo, el libro de estilo de La Vanguardia en catalán (medio habitualmente tachado de unionista) también sigue este uso y además apostilla claramente: «Els estats que componen una federació, per exemple, els dels Estats Units, s'escriuen amb minúscula: l’estat de Califòrnia» (‘Los estados que componen una federación, por ejemplo, los de los Estados Unidos, se escriben con minúscula: el estado de California’). Como modelo de referencia más general, las formas léxicas y gráficas recogidas por el Termcat cuentan con la aprobación de su Consell Supervisor, órgano constituido, entre otros, por miembros de la Secció Filològica del IEC a quien corresponde estatutariamente «la fixació de criteris lingüístics i terminològics (normes específiques per al lèxic d’especialitat), en aplicació de les normes establertes per la Secció Filològica de l’Institut d’Estudis Catalans, ampliant amb nous acords, quan calgui, les convencions necessàries per no retardar l’elaboració i la difusió de la nova terminologia» (‘la fijación de criterios lingüísticos y terminológicos (normas específicas para el léxico de especialidad), en aplicación de las normas establecidas por la Secció Filològica de l’Institut d'Estudis Catalans, ampliando con nuevos acuerdos, cuando sea necesario, las convenciones necesarias para no retrasar la elaboración y la difusión de la nueva terminología’). Por razones de subsidiariedad, mientras la Secció Filològica del IEC no formule un acuerdo definitivo sobre las convenciones explicitadas por el Consell Supervisor del Termcat, en el campo del léxico especializado prevalecen los criterios del Termcat. Por tanto, y dado el hecho de que la pregunta se inscribe en contextos especializados (política y derecho), si la SF no dice nada en contra, lo que decidiremos los catalanes en los dos tramos de la pregunta es si queremos un Estado (con inicial mayúscula) independiente. No hay lugar en esta mayúscula para la federación de Cataluña como estado dentro de un Estado superior (el español si hubiera reforma constitucional). Podría, si se diera el caso, quedar la opción abierta para la confederación del Estado catalán con el Estado español, pero siempre sería necesario que el Estado catalán fuera primero un Estado independiente y, después, que el Estado español aceptara confederarse con el catalán, de igual a igual. Y esto sí que es una cuestión poco clara.


Silvia Senz
Filóloga, hispanista y especialista en planificación lingüística y normatividad en los medios escritos
[Traducción al castellano del artículo originalmente publicado en el blog El Pati Descobert del diario Ara, realizada y editada por la autora.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Los publicistas, la RAE y las feministas, o cómo matar al mensajero


La Academia de la Publicidad de España, que pretende para alguno de sus más destacados miembros un sillón en la Real Academia Española, lanzó un spot de felicitacióna la Docta por su 300 cumpleaños como parte de una campaña de «méritos» para alcanzar el nombramiento.

Aunque el anuncio en cuestión se queda a años luz de la caspa habitual en la publicidad académica, lo cierto es que quintaesencia a la perfección la ideología y el alma de la RAE hasta el punto de convertirse (¿involuntariamente?) en una magnífica parodia.

No obstante, su contenido sexista —émulo del secular sexismo académico, constatable en su membresía y en su obra— ha levantado protestas entre diversas asociaciones, que exigen su retirada. En lugar de matar al mensajero, lo lógico —creo— sería que hubieran exigido, directamente, la abolición de la Academia. Muerto el perro, se acabó la rabia.



Silvia Senz

sábado, 25 de mayo de 2013

El volantín de Os (crónica entre lenguas)

Mi abuela paterna gustaba de guardar cosas, y sabía despertar, en mi hermana y en mí, un especial y necesario afecto por esos objetos. Uno de los que más recuerdo era un libro escolar de lecturas. Varias veces nos explicó que no había sido suyo sino de sus hermanos mayores, que, por ser hombres, habían hecho todos los grados de la escuela primaria pública. Pero ella, a pesar de haber ido sólo a una escuela de labores para niñas, con seguridad lo había leído con más ahínco, allegada como era —la única entre los hermanos— al conocimiento y a la información sobre el mundo. Hijos de inmigrantes asturianos recientemente arribados a Argentina, los mayores probablemente llegaron a nacer aún en España, pero a la edad de la escuela primaria ya estaban en la nueva tierra, en Rosario, donde mi bisabuelo trabajaba en el ferrocarril.
El libro en cuestión se llamaba Vida, y teniendo en cuenta las edades familiares, calculo que mis tíos, unos diez años mayores que mi abuela, debieron usarlo entre 1918 y 1920. Y digo «calculo» porque el libro no se conserva en mi familia; fue debilidad de mi abuela talvez confiarlo demasiado a mis tratos infantiles. En sitios de oferta de rarezas he visto una edición de 1912, y en la Biblioteca Nacional de Maestros (digital) que mantiene el Ministerio de Educación de Argentina hay una, completa, de 1925. Pero tiene más páginas y menos ilustraciones que lo que guarda mi memoria, en la que seguramente se desdibuja y se cruza con otros libros viejos. Y de cualquier modo, a lo que voy a referirme es solamente a una de las piezas que ese manual traía para la lectura de chicos que, como esos tíos abuelos que no llegué a conocer, salían hacia la escuela desde casas de techo alto y gallinero, aún sin radio, por un barrio que tenía empedrado sólo en un par de calles.

 
Pero esa lectura, cuando yo era niño, ya sucedía en un ámbito totalmente diferente. Un departamento de los años 70 como el que tenían mis abuelos en Buenos Aires, con pisos de parquet plastificado, televisión y un mobiliario que ya llamaban «moderno». Y los lectores éramos dos chicos criados en esos ambientes ininterrumpidamente urbanos de colectivos, automóviles y (en la capital) metros. Acostumbrados, además, desde pequeños, a hojear los muchos libros y revistas que mis padres, jóvenes universitarios, apilaban en los ralos estantes de las casas entre las que se mudaban con frecuencia.
De aquel libro ya vetusto y, a pesar de los cuidados de mi abuela, algo ajado, había algunos pasajes que yo leía repetidamente. Una de esas lecturas me produjo, las primeras veces, un extrañamiento profundo, después fuerte rechazo y finalmente jocosidad. Se trataba de una especie de fábula en verso. Muchos años después supe que era de Andrés Bello, cuya obra gramatical —no su poesía ni la prédica moralizante de sus fábulas— hoy me permite admirar un sagacísimo e instigador pensamiento sobre el lenguaje. Pero aquel alegato amonestador se llamaba «La cometa» y estaba construido como severo ejemplo contra los excesos de la libertad. Contaba que una cometa, embriagada de gloria por verse en la altura, se quejaba de vivir atada a su cordel y no poder volar libre como ave. En vez de ser águila o pajarillo, tenía que conformarse con ser (me encantaba esa parte) «juguete de un imbécil tiranuelo que, según se le antoja, o me tira la cuerda o me la afloja». Rebelándose contra su condición, invoca al viento para que la arranque del hilo. Pero, una vez suelta, cae y se estrella en un espino. Una estrofa final ofrecía la moraleja sobre la necesidad de sujetarse a la ley.
Mucho en la lengua de ese poema me era extraño, en mayor grado que el extrañamiento que me causaba el libro en general. En primer lugar, el título. ¿Cometa? A ese objeto para jugar lo llamábamos «barrilete» y, en la provincia de Mendoza, donde viví una parte de mi infancia, los chicos le decían «volantín». Yo conocía los cometas, por dibujos o por ir al Planetario, pero no las cometas, y no sé si a la coima ya se la llamaba así en Argentina. Pero si mis abuelos podían aclararme que esa cometa era un barrilete, no ocurría lo mismo con otros fragmentos de la fábula.
Particularmente incomprensible era la invocación osada que profería la cometa, que mucho me desconcertaba:

¡Pluguiese a Dios viniera
una ráfaga fiera
que os hiciese pedazos,
ignominiosos lazos!

Además de las palabras «raras» y de la subordinación en cascada, yo no tenía cómo, en aquel tiempo y a esa edad, relacionar ese «os» con los lazos. Más aún porque ya había tenido algún encuentro anterior con «os», uno en especial, siendo más niño aún.
Recuerdo que mi otra abuela, materna, de origen idische, en vano intento de neutralizar tanto ateísmo circundante en el medio familiar, a veces nos leía historias de un libro llamado Cuentos de la Biblia para los niños. Cuando la serpiente preguntaba a Adán y Eva por qué no comían los bellos frutos de un árbol, estos respondían: «Porque Dios lo ha prohibido». A lo que la serpiente indagaba: «¿Y por qué os lo ha prohibido?», frases todas que mi bove leía pausadamente.
Para mí, la serpiente repetía en su pregunta las palabras de los pobres Adán y Eva, y en vez de «Dios» decía «Os», que debía ser un modo de llamarlo, como quien decía «Dani» en vez de «Daniel». La serpiente quería saber por qué Os no les había permitido comer esa sabrosa fruta. «Os» sería uno de los nombres de Dios (¿el Mago de Oz?). En todo caso, al menos en los viejos libros «para los niños» en esa lengua aleccionadora, Os era poderoso: podía prohibir y hacer pedazos.
Volviendo, entonces, a la exclamación de la malhadada cometa, lo que verdaderamente yo no podía entender, más que Os e ignominiosos, era qué hacía ahí don Pugliese. El señor del departamento 9, don Pugliese, el marido de la señora Beatriz, comadre con quien mi abuela se juntaba a conversar y a hacer las compras por el barrio. ¿Por qué don Pugliese? Mi abuelo, riendo de mi «ocurrencia», decía que la cometa debía querer bailar un tango.1 Mi abuela decía que era una forma de rezar y llegó a buscar pluguiese en el diccionario. Pero tuvo que venir mi padre, estudiante de filosofía, para explicar el intríngulis, que, de todos modos, no entendí hasta ser yo mismo algunos años más grande. Mientras tanto, me divertía que el verso hablase del vecino, que, el pobre, murió justo en esa época. Pugliese, a Dios (o a Os, quién sabe).

A veces es difícil explicar, en la formación universitaria en lengua española que realizamos en Brasil, los caminos sinuosos que siguió la estandarización del español en los países de Hispanoamérica, y sobre todo, los abismos que los cortan, los tiempos que en ellos se sobreponen en simultaneidad y secuencia, como en tantos otros procesos socioculturales en nuestros países.2 La educación escolar, en la Argentina de fines del siglo XIX y comienzos del XX, fue pieza central del proyecto de configurar el imaginario de una nación unificada, para el cual algunos líderes llegaron a proclamar una «raza argentina».3 Sin embargo, sus oscilantes modelos de lengua legítima pasaron bastante lejos de los hábitos de habla y de la escritura de la heterogeneidad de argentinos más o menos cultos. Es que la pureza de raza, o la unidad nacional, en lo que hacía a la lengua, se buscaba en el componente identificado como «hispánico», fundamentalmente como antídoto contra lo «disgregador»: afrodescendientes, indígenas y, sobre todo, por su inmenso número, inmigrantes. Dentro del nacionalismo homogeneizador, hubo maneras divergentes de enunciar la inserción de Argentina en el espacio de la lengua española, pero todas las corrientes, aun las racialmente «inclusivas», coincidieron en políticas monoglósicas que excluyeron de la educación las lenguas de inmigrantes y propiciaron la corrección de todo «barbarismo» proveniente (o no) de las situaciones de contacto.4
Que se eligieran, para lectura de los contingentes de niños, textos con tono castizo (aunque no necesariamente españoles, como lo muestra la inclusión de Bello) y rasgos estilísticos que los apartasen de las variedades locales, acercándolos a la imaginaria lengua de una España culta, puede parecer contradictorio con la tentativa de rasurar lo diferente para producir argentinidad. Y seguramente lo fue, pero precisamente una contradicción productiva que operaba en dos planos para reproducir la desigualdad: el disciplinado del vulgo local o del ya devenido vernáculo, y el doble esfuerzo para el nuevo niño extraño, ya que la lengua que en el barrio y en la calle iba aprendiendo, diferente de la de sus padres, la propia lengua del maestro, poco le servía frente a eso otro que ahí aparecía y le hablaba para formarlo, inclusive, en lo moral.
Muchos pequeños puglieses, de la Puglia o no, genoveses, napolitanos, turcos, libaneses, polacos, e inclusive españoles que hablarían rusticidades, como mis tíos abuelos, o glosas ajenas, como los gallegos, habrán tropezado en los escollos de esas lecturas, cayendo repetidamente al espino como volantín sin cuerda.
Y seguramente era una caída menos jocosa y más aleccionadora, más orientada a la mudez que la de mi lectura errante, cincuenta años después, de niño crecido entre libros y con una lengua «propia» valorizada.
En la metátesis, familiarmente festejada, de mi lectura infantil, tropezaban varias memorias de lenguas en la lengua,5 sin que ninguno de la familia, ni siquiera mi padre, se propusiera advertirlas más allá del chiste. Y no había por qué —como se sabe, son cosas mudas—. Por un lado, un italiano que, como tal, nunca había pasado por el núcleo familiar, pero yacía en nuestro mundo al punto de hacerme interpretar hacia uno de sus nombres una forma verbal de «mi» (¿?) lengua. Por otro, el idioma del tango, siempre en un límite de lo que sabíamos que está mal, que no es eso realmente lo que se dice, pero jugando ahí y disponible para el juego. También, por supuesto, y principalmente, ese castellano de nuestra vida, un poco diferente en algunos lugares, como el barrilete y el volantín, pero en el que me disponía a entender todo lo que escuchaba y leía, tan natural que siempre había estado ahí, aunque esos libros viejos dejaban ver otra cosa, silenciosa y a la vez tronante.
Es que también estaba allí la lengua de Os, que para los hispanohablantes hablaba y sigue hablando, incólume a las prédicas de diversidad, que no la callan. Porque ha entrado en la memoria a fuerza de ráfagas y moralejas, y habla, insilenciable, tentadora para el poder y el control, cada vez que se pone en juego la desigualdad por el lenguaje. Así terminaba —amonestándonos— y sigue terminando la fábula:

De esta pandorga tú, vulgo insensato,
eres vivo retrato,
cuando a la santa Ley que al vicio enfrena,
llamas servil cadena,
y en licenciosa libertad venturas
y glorias te figuras.



Adrián Pablo Fanjul6



1 Osvaldo Pugliese, otro con el mismo apellido, era un compositor y pianista de tango, muy famoso en la época.
2 Aníbal Quijano, en su obra Modernidad, Identidad y Utopía en América Latina (Lima: Sociedad y Polítcia Ediciones, 1988), denomina «tiempos mixtos» a esa sobreposición.
3 Un buen análisis del espectro ideológico de intelectuales que actuaron en esos proyectos homogeneizadores puede verse en el libro de Diego Bentivegna El poder de la letra (La Plata: UNIPE, 2011), muy especialmente en su ensayo «Poderes de la literatura; épica, lengua y poesía nacionales».
4 Abundan los estudios sobre políticas en relación con la lengua nacional y las de inmigrantes en la época. De entre muchos otros, destacamos el de Ángela Di Tullio en Políticas lingüísticas e inmigración. El caso argentino (Buenos Aires: Eudeba, 2003) y el de Elvira Arnoux en «Las leyes de defensa de la lengua en la Argentina: propuestas y debates al finalizar los siglos XIX y XX» (Letterature D’ America. Revista trimestrale, n.º 100. Roma: Bulzoni Editore, págs. 23-50).
5 Me apropio en esta figura de las reflexiones de la lingüista brasileña Onice Payer sobre memoria en y de la lengua, que pueden apreciarse en Memória da língua Imigração e nacionalidade (São Paulo: Escuta, 2006).
6 Profesor e investigador en la Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas de la Universidade de São Paulo, Brasil.

jueves, 18 de abril de 2013

De la norma monocéntrica a la norma panhispánica: síntesis de la evolución del modelo de lengua académico

 
[Fuentes:
José Martínez de Sousa: «La ortografía académica del 2010: cara y dorso. (Reseña)», 2011; en línea: http://martinezdesousa.net/crit_ole2011.pdf
S. Senz y M. Alberte ( eds.): El dardo en la Academia. Esencia y vigencia de las academias de la lengua española, 2 vols. Barcelona: Melusina, 2010; 734 pp. (vol. 1), 637 pp. (vol. 2); esp. caps. 2, 3, 5, 8, 9, 10, 12 y 13.] 



Modelo de norma académica tradicional (monocéntrico): características

Modelo de norma académica actual (panhispánico, desde el 2004, materializado en el 2005): características
Base idiomática y criterios de corrección:
Lengua literaria (escritores del Siglo de Oro)
Lengua culta
Castellano centro-norteño
Lengua histórica
Purismo
Casticismo
Base idiomática y criterios de corrección:
Lengua escrita (literaria y periodística)/lengua oral
Ejemplo:
Aunque en la ngle se dice que el pronombre de relativo cuyo prácticamente ha desaparecido de la lengua oral en todo el mundo hispánico y tiene cada vez menos uso en el registro escrito (especialmente en el periodístico), y se describen las formas gramaticales que se usan en sustitución de cuyo (que su), se recomienda seguir usándolo en registros escritos y orales formales.
Así, da preferencia en estos usos a construcciones como Mi cuñada, cuyo marido murió hace un mes, está pasando un mal momento, en lugar del uso al que se tiende: Mi cuñada, que se le murió su marido hace un mes, está pasando un mal momento.

Lengua de la clase sociocultural alta

Todas las variantes geográficas del español

Lengua histórica

Casticismo



Centro normativo y sistema de elaboración: centralizada en España

rae dirige, realiza y publica
Obtiene informes de algunas academias correspondientes, que es libre de omitir
Centro normativo y sistema de elaboración: mancomunada entre las 22 academias:

rae dirige, coordina y publica la obra

Asale participa mediante:
Comisión Interacadémica
Comisión Permanente (directores)

Las voces científicas y técnicas del drae (incluida su definición) se deciden exclusivamente en el seno de la rae.

En el caso del drae, el pleno de la rae tiene la última palabra a la hora de decidir la modificaciones de voces (adiciones, supresiones y enmiendas)


Estilo normativo:

Obras breves, a partir del xix dirigidas a la enseñanza
Monomorfismo predominante
Prescriptivo
Proscriptivo

Estilo normativo:

Obras extensas, con diversas ediciones dirigidas a públicos distintos (eds. para España y para América, para especialistas, hablantes en general y escolares...), para diversos entornos de uso (en línea, lectura y consulta en papel, en cd-Rom).

Vacilación polimorfismo/monomorfismo
Ejemplo de admisión del polimorfismo léxico en el dpd:

jersey. ‘Prenda de punto y con mangas que cubre desde el cuello a la cintura’ y, en algunos países americanos, ‘tejido de punto’. La voz inglesa jersey se ha adaptado al español en distintas formas. En España se emplea jersey (pl. jerséis, → plural, 1d), que también tiene cierto uso en algunos países americanos: [...]. No es correcto el singular jerséi, ni los plurales jerseys o jerseises. Junto a jersey, existen las adaptaciones yérsey (pl. yerseis), usada sobre todo en América, y yersi (pl. yersis), propia de algunas zonas de Andalucía occidental: «Se puso su yérsey marinero» (Skármeta Cartero [Chile 1986]); «El yersi granate que a tía Blanca se le había quedado chico» (Mendicutti Palomo [Esp. 1991]). Se recomienda adaptar siempre la grafía a la pronunciación, de manera que quien pronuncie [jerséi] escriba jersey, quien pronuncie [yérsei] escriba yérsey y quien pronuncie [yérsi] escriba yersi. [rae y Asale, dpd2005, s. v. jersey, p. 380; la negrita es nuestra.]

En el drae se recogen las tres formas, con preferencia de la última:

Ejemplos de monomorfismo (rechazo del polimorfismo) en el dpd:

sándwich. Voz tomada del inglés sandwich —pronunciada corrientemente [sánduich o sánguich]— que designa el conjunto de dos o más rebanadas de pan, normalmente de molde, entre las que se ponen distintos alimentos. En español debe escribirse con tilde por ser palabra llana acabada en consonante distinta de -n o -s (→ tilde2, 1.1.2). Su plural es sándwiches (→ plural, 1i): [...]. Esta es la forma mayoritariamente usada por los hablantes cultos en todo el ámbito hispánico, aunque en algunos países americanos, especialmente en Colombia, Venezuela, Chile y el Perú, circulan adaptaciones como sánduche o sánguche, más propias de registros coloquiales y desaconsejadas en favor de la unidad. Con este mismo sentido, existe la palabra española emparedado, puesta en circulación en el último tercio del siglo xix, cuyo uso es preferible al anglicismo: [...]. [rae y Asale, dpd2005, s. v. sándwich, pp. 586-587; la negrita es nuestra.]

Uso real en Colombia y admisión en otras obras académicas: http://m.eltiempo.com/vida-de-hoy/educacion/consejos-de-ortografa/109

Usos y distribución geográfica:


barman. 1. Voz tomada del inglés barman, que significa ‘persona que sirve bebidas alcohólicas en la barra de un bar, generalmente especializada en la preparación de combinados’: «La costumbre es dejar a los mozos y el barman el 15% del total de la cuenta» (Dios Miami [Arg. 1999]). Es un préstamo útil, ya que su significado no coincide exactamente con el de la voz tradicional española camarero, de sentido más general, pues así se denomina también a la persona encargada de servir las mesas de un bar o un restaurante. En Centroamérica, México o Colombia, este anglicismo alterna en el uso con la voz tradicional cantinero: [...]. En Estados Unidos y Puerto Rico se emplea a veces, con este sentido, la voz angloamericana bartender, cuyo uso se desaconseja, en favor de barman, por razones de unidad. [rae y Asale, dpd2005, s. v. barman, p. 87; la negrita es nuestra.]


Tendencia hacia la laxitud prescriptiva, es decir, hacia la omisión de juicio de valor alguno sobre muchos aspectos de la lengua en uso (esp. en la ngle2009).

Reducción de la proscripción: bolaspa en dpd + uso de perífrasis verbales de obligación en ole2010

Tendencia al descriptivismo (aspiración de legitimidad científica de la obra académica mediante una abundante justificación descriptiva de lo que se dice y del modelo teórico que se sigue)



Metodología:
Atraso metodológico y tecnológico: ausencia de aplicación de métodos, técnicas y tecnologías lexicográficos adecuados y actualizados.

Desfase entre uso y norma por lentitud procedimental.
V. ejs. más abajo.

Incompetencia metodológica: falta de criterios coherentes en la elaboración de sus trabajos normativos (especialmente lexicográficos) y de protocolos adecuados de aplicación de dichos criterios, y de revisión y actualización de la obra académica. Consecuente falta de rigor, fiabilidad, sistematicidad, consistencia y utilidad de esta:
Ejs.:
La definición de la palabra socialismo en el drae antes y después de llegar al poder los socialistas:
drae1970
Sistema de organización social que supone derivados de la colectividad los derechos individuales y atribuye al Estado absoluta potestad de ordenar las condiciones de la vida civil, económica y política, extremando la preponderancia del interés colectivo sobre el particular.

drae1984
Sistema de organización social y económico basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y en la regulación por el Estado de las actividades económicas y sociales, y la distribución de los bienes.




Metodología:
Renovación de los recursos tecnológicos y lingüísticos: informatización de la Academia y construcción del Banco de Datos del Español constituido en principio por dos corpus textuales generales (crea y corde) y diversos específicos (corpus científico-técnico, corpus jurídico, corpus de la nueva gramática), al que se está añadiendo el Corpus del S. XXI.

Se reduce mucho, sin desaparecer, el desfase entre uso y norma por lentitud procedimental:
Ejemplos:
Palabras y términos de uso general, con presencia en corde o crea, que el drae2001 no recoge ni regula aún (ni tampoco su próxima edición): ecología: recogida selectiva, desarrollo sostenible, compostador, ecotasa...; informática: administrador (web), router, dirección IP, gusano, sociedad de la información, hub; economía: resiliencia, gestión de riesgos...; medicina: ligadura de trompas, peeling...

Persistencia en la incompetencia metodológica:
1) Volubilidad normativa y falta de armonización entre obras.
Ejemplos:

En el año 2002 vio la luz la obra del académico ecuatoriano Gustavo Algredo Jácome, Gazapos académicos en “Ortografía de la lengua española” (publicada en España en el 2003) en la que, además de ponerse en entredicho la afirmación de que la nueva ortografía hubiese sido efectivamente supervisada por las veintiún Corporaciones asociadas a la Española, se critican de ella tanto su consistencia doctrinal como las muy abundantes contravenciones a la propia norma académica vigente, faltas que, a lo largo de 180 páginas, el autor cita y describe con todo detalle y corrige luego.
Véase en:
<http://books.google.es/books?id=6JBwh-7PCAcC&printsec=frontcover&dq=Gazapos+acad%C3%A9micos+en+%E2%80%9COrtograf%C3%ADa+de+la+lengua+espa%C3%B1ola%E2%80%9D&source=bl&ots=UiMgrWLjKg&sig=NhiXpFDgT4OSynb1C3VyxzJyjMw&hl=en&ei=8oMHTOmpK86N4gb6naCtAQ&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=5&ved=0CC4Q6AEwBA#v=onepage&q&f=false>.

La voz inglesa record se recoge por primera vez en un diccionario académico en el Diccionario manual e ilustrado de la lengua española de la rae (dmile, 1927) y lo hace con su forma inglesa, record, precedida de asterisco —para indicar que es incorrecta—; el mismo trato se le da en la segunda edición (1950).
La tercera edición del DMILE (1985) ofrece ya una forma adaptada, ‘récord’, precedida de corchete —para indicar que no consta en el drae—, al igual que hace la cuarta edición (1989).
Siete años después, la Real Academia Española la recoge con su forma adaptada en el drae (1992), dándole, por tanto, carta de naturaleza; y así se mantiene en la edición vigente (2001):

El dpd (rae y Asale, 2005, s. v. récord, § 1: 562), en cambio, propone la adaptación ‘récor’, sin la d:

Si consultamos el término en el drae en línea, comprobamos que es este un artículo enmendado para la próxima edición:

¿La enmienda consiste en la aplicación de la solución recogida en el dpd para esta misma voz? No: el lema sigue siendo el mismo (‘récord’); la enmienda consiste simplemente en la supresión del ejemplo que ilustraba la segunda acepción:


La palabra francesa dossier aparece en el drae1992 adaptada con la grafía ‘dosier’ al español, con mención a su etimología francesa.
En el drae2001 se recoge en cursiva como palabra francesa, no admitida en español:

En el dpd2005 aparece de nuevo adaptada como en el drae1992: http://lema.rae.es/dpd/?key=dossier

En el drae2001 no hay avance de la nueva edición (2014) que diga que esta entrada va a armonizarse con el dpd en la próxima edición del drae.

La palabra suite aparece en el drae2001 en cursiva, como voz francesa:

Está marcada como artículo enmendado, y en el avance de la próxima del drae se ha adaptado al español como ‘suite’, en redonda:

Sin embargo, no hay ninguna entrada en el dpd ni para suite ni para ‘suite’, y eso que se suponía que era el dpd la obra encargada de proponer o registrar adaptaciones de los extranjerismos.

En el drae tenemos la forma biacentual orgía u orgia:

En el dpd05 se dice que en la actualidad se usa exclusivamente orgía:
http://lema.rae.es/dpd/?key=org%C3%ADa

La palabra biacentual bustrófedon o bustrofedon en el drae es triacentual en el dpd: bustrófedon, bustrofedon o bustrofedón. Cf.:
http://lema.rae.es/dpd/?key=bustr%C3%B3fedon

Esta entrada no tiene enmienda para la edición del drae del 2014.

Además, el dpd05 admite palabras biacentuales que no están registradas en el drae o no lo están como tales; por ejemplo, catatonía o catatonia en el dpd, en el drae01 es solo catatonia. Cf.:
http://lema.rae.es/dpd/?key=catatonia
http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=catatonia

La ole2010 establece la supresión de la tilde diacrítica que diferenciaba solo (adjetivo) de sólo (adverbio).
Sin embargo, el drae sigue y parece que seguirá manteniendo en su próxima edición la diferenciación acentual de ambas formas:

Igualmente, la ole2010 eliminó la tilde opcional en palabras bisílabas que pasó a considerar monosílabas, como guión, ruán, etc. (v http://www.wikilengua.org/index.php/Monos%C3%ADlabos_ortogr%C3%A1ficos)
El drae, en cambio, mantiene y mantendrá las dos opciones de tildación que daba la ole1999. Cf.:
http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=ion

En cuanto a palabras que pueden escribirse juntas o separadas, tenemos que el drae01 acepta talvez (forma que se mantendrá en la próxima edición) claramente rechazada por el dpd05, en favor de tal vez. Cf.:
http://lema.rae.es/dpd/?key=talvez


2) Mal uso de los corpus:
Elevación del error a norma:
Ejemplos:
De Ricardo Bada, «El panhispánico nuestro de cada día», Vasos Comunicantes, 37 (primavera 2007), pp. 106-108; disponible en línea en http://www.acett.org/documentos/vasos/vasos37.pdf
«[...] Otra de las dudas que me asaltaban tiene que ver con la justa adscripción de determinados usos a unos ámbitos geográficos. Le escribí, por ejemplo, a la autora costarricense Anacristina Rossi felicitándola como autoridad del idioma cuando descubrí en el dpd una cita de su María la noche, certificando el uso centroamericano de la palabra “agujerada”, pero Anacristina me contestó: "No soy ninguna autoridad de la lengua castellana, apenas procuro manejar más o menos bien la lengüita del entorno tico y unos pocos países aledaños. Me sorprendés con lo de 'agujerada'. Porque lo que recuerdo es que yo escribí 'agujereada', como se dice en Costa Rica. ¡Si pone agujerada quiere decir que lo corrigieron en [la editorial] Lumen sin que yo me diera cuenta! La autoridad del idioma sería tu compatriota [la editora] Esther Tusquets".
Pocos días más tarde volví a felicitar a Anacristina, ahora porque se la citaba otra vez como autoridad, en la entrada correspondiente a la palabra “guipur”: “A los noventa años arrastrará su belleza perdida como un vestido de guipur”. Pero la autora de María la noche me volvió a contestar que “lo de guipur fue una errata de Lumen, nosotros decimos guipiur, a la francesa, ellos me lo corrigieron, yo lo volví a corregir y no me hicieron caso”. Con lo cual me di cuenta de que al final bien podría terminar escribiendo un artículo sobre la involuntaria contribución de los correctores de Lumen al español centroamericano.[…]»

Falseamiento de la realidad lingüística, aduciendo ejemplos aislados para justificar norma, mientras desaconseja otros que cuentan con documentación abundante.
Ejemplos:
El dpd propone la adaptación de by-pass como ‘baipás’ (pl. 'baipases').

Baipás no se puede documentar ni una sola vez en el corpus de la rae (crea).
By-pass aparece en el crea como la grafía utilizada en 88 casos en 52 documentos [...] y bypass en 29 casos en 20 documentos.
http://lema.rae.es/drae/srv/search?key=baip%C3%A1s
Baipás entrará en la próxima edición del drae (2014) como palabra nueva:

El dpd propone la adaptación de body como ‘bodi’, y para ello cita el único documento del crea con esta grafía, mientras que body se utiliza en 99 casos en 63 documentos.

El dpd recomienda por su cuenta la adaptación ‘récor’ de la palabra inglesa record, en contraposición con el DMILE y el drae, que se inclinan por récord.
La recomendación del dpd da preferencia a los 3 registros de récor en el crea, frenta a los 3317 de récord.

El dpd se lanza a proponer balsismo y puentismo como castellanizaciones de las voces inglesa e híbrida rafting y puenting:

balsismo. ‘Deporte que consiste en descender en balsa por aguas rápidas’. Voz propuesta en sustitución del anglicismo rafting. Se ha formado a partir del sustantivo balsa (equivalente español del inglés raft) más el sufijo -ismo, presente en otros términos españoles que designan prácticas deportivas, como senderismo, piragüismo, paracaidismo o andinismo.

puenting. → puentismo.
puentismo. Voz recomendada en sustitución de la forma híbrida puenting (del sustantivo español puent[e] + el sufijo inglés -ing) para designar el deporte consistente en lanzarse al vacío desde un puente u otro lugar situado a gran altura, sujetándose a este mediante una cuerda atada al cuerpo. Está formada con un sufijo tradicional y productivo en español, presente en otros términos que designan prácticas deportivas: ciclismo, senderismo, piragüismo, paracaidismo, etc.

En el crea se daban los siguientes casos de cada una de ellas:
rafting: 30; balsismo: 0 / puenting: 15; puentismo: 0

3) Incapacidad documental:
Ejemplos:
dpd: Aligátor

aligátor. Adaptación gráfica de la voz inglesa alligator, usada también en francés, que se emplea ocasionalmente en español para designar al caimán (‘reptil parecido al cocodrilo’). Hoy es mayoritaria la pronunciación llana basada en el inglés; se desaconseja, por desusada, la forma aguda aligator (pron. [aligatór]), basada en la pronunciación francesa. [...] Aunque es adaptación admitida, se recomienda usar con preferencia la voz caimán, de mayor tradición y frecuencia en español.

Corrección: El aligátor y el caimán son animales de géneros zoológicos distintos. Y hay distintas especies de ambos. Los aligátores más conocidos son Alligator mississipiensis y Alligator sinensis. Los caimanes más conocidos son Caiman crocodylus y Caiman sclerops.

dpd: Afganistán
Afganistán. [...] esta república del sudoeste de Asia [...].

¿Sudoeste de Asia? No: Asia Central.

4) Arbitrariedad por desconocimiento de la realidad de la lengua (especialmente en América Latina):
Véase A. Moscowitz: «Evaluación dialectológica del Diccionario panhispánico de dudas»

5) Subjetividad y abundancia de sesgos ideológicos en el tratamiento de términos relativos a la política, las razas, los géneros sexuales, la sociedad, las leyes, la religión...
Ejemplos:
Palabras del drae no marcadas con ninguna marca de uso como antiguo, desusado, despectivo, peyorativo, jergal, vulgar, coloquial, familiar, insulto, malsonante, eufemismo, amenaza, o que reciben un trato injustificadamente distinto si se refieren a hombre o a mujer:

gitanear. 1. intr. Halagar con gitanería, para conseguir lo que se desea. 2. intr. Tratar de engañar en las compras y ventas.

gitano, na. [...] 4. adj. coloq. Que estafa u obra con engaño.

ocupada. adj. Dicho de una mujer: preñada

partero, ra.1. m. y f. Persona con títulos legales que asiste a la parturienta. 2. f. Mujer que, sin tener estudios o titulación, ayuda o asiste a la parturienta.

alcalde. 1. m. Presidente del ayuntamiento de un pueblo o término municipal, encargado de ejecutar sus acuerdos, dictar bandos para el buen orden, salubridad y limpieza de la población, y cuidar de todo lo relativo a la Policía urbana. Es además, en su grado jerárquico, delegado del Gobierno en el orden administrativo.

Cf.:

presidente. 2. com. Persona que preside. 3. com. Cabeza o superior de un gobierno, consejo, tribunal, junta, sociedad, etc. 4. com. En los regímenes republicanos, jefe del Estado normalmente elegido por un plazo fijo.

presidenta. 1. f. Mujer que preside. 2. f. presidente (cabeza de un gobierno, consejo, tribunal, junta, sociedad, etc.). 3. f. presidente (jefa del Estado). 4. f. coloq. Mujer del presidente.

Vaivenes coyunturales en las definiciones de términos políticos y jurídicos como: nacionalidad; v. «La rae corregirá su definición de nacionalidad»

drae2001
nacionalidad.
1. f. Condición y carácter peculiar de los pueblos y habitantes de una nación.
2. f. Estado propio de la persona nacida o naturalizada en una nación.
3. f. Esp. Comunidad autónoma a la que, en su Estatuto, se le reconoce una especial identidad histórica y cultural.
4. f. Esp. Denominación oficial de algunas comunidades autónomas españolas.

Avance nueva edición 2014:
nacionalidad.
1. f. Condición de pertenencia a un Estado por razón de nacimiento o de naturalización.
2. f. Der. Vínculo jurídico de una persona con un Estado, que le atribuye la condición de ciudadano de ese Estado en función del lugar en que ha nacido, de la nacionalidad de sus padres o del hecho de habérsele concedido la naturalización.
3. f. Esp. Comunidad autónoma a la que, en su Estatuto, se le reconoce una especial identidad histórica y cultural.

Avance nueva edición 2014, rectificado tras las protestas:
nacionalidad.
1. f. Condición y carácter peculiar de los pueblos y habitantes de una nación.
2. f. Der. Vínculo jurídico de una persona con un Estado, que le atribuye la condición de ciudadano de ese Estado en función del lugar en que ha nacido, de la nacionalidad de sus padres o del hecho de habérsele concedido la naturalización.
3. f. Esp. Comunidad autónoma a la que, en su Estatuto, se le reconoce una especial identidad histórica y cultural.


6) Falta de rigor científico. Siguen obviando la bibliografía empleada:

Extralimitación normativa (invasión de campos normativos ajenos: ortografía científica, terminología especializada)

Extralimitación normativa: 
 
Aumenta la invasión de campos normativos ajenos: ortografía científica, terminología especializada, ortografía tipográfica, onomástica y toponimia.

1) Errores en el tratamiento de la ortografía tipográfica:

2) Incongruencias en el tratamiento de topónimos oficiales y de gentilicios derivados.
Ejemplos:
dpd: Myanmar, Birmania, Ceilán, ceilandés -sa, ceilanés -sa, y Sri Lanka:

Myanmar remite a Birmania:

En Birmania se dice:

Birmania. Aunque la denominación oficial de este país asiático ha adoptado la forma vernácula Myanmar, sigue siendo mayoritario y preferible en español el uso del topónimo tradicional Birmania, al menos en los textos de carácter no oficial. En estos últimos se recomienda recordar la denominación tradicional, junto con el nuevo nombre oficial. El gentilicio es birmano [...].

Nombre oficial nuevo, pero denominación del país y gentilicio tradicionales. Se da la espalda a la nueva denominación y se persevera en un exónimo tradicional pero que no tiene una correspondencia geográfica actual.
En cambio, ocurre al revés en Sri Lanka, al que se llega desde el lema Ceilán, ceilandés -sa, ceilanés -sa:

Sri Lanka. Nombre actual de la antigua Ceilán: [...] El gentilicio tradicional cingalés resulta inapropiado, pues, en rigor, designa estrictamente a los individuos de la etnia mayoritaria y a su lengua; por ello, resultan preferibles, como gentilicios del país, las formas ceilanés o ceilandés: [...] A raíz del cambio de denominación, comienza a circular el gentilicio esrilanqués, derivado del nuevo nombre: «El asalto se saldó con la muerte de 13 guerrilleros [...] y de siete miembros de las fuerzas de seguridad esrilanquesas» (País@ [Esp.] 25.7.01).

En este caso, a nombre oficial nuevo, denominación nueva, abandono del gentilicio tradicional y proposición de otro gentilicio que aún no está en el uso general pero que comienza a circular como consecuencia aunque la razón no se explicite de que algunos medios de comunicación (al menos El País de España, según el ejemplo citado) han admitido en español la redenominación de la antigua Ceilán y formado derivados consistentes a partir de ella.

3) Errores en el tratamiento de la ortografía y la nomenclatura científicas:
Véase Javier Bezos: «La rae y los estándares internacionales», en línea:

4) Inconsistencias y falta de sistematicidad en el tratamiento de la terminología científica. Ejemplos:

drae2001
Corazón, estómago, cerebro tienen la marca diatécnica Anat.; sin embargo, pulmón, útero y matriz, no.
Grado de una curva está marcado como Mat.; grado centígrado, grado Celsius y grado de temperatura carecen de marca alguna (ya desde drae1984).

5) Huecos y descompensación en las disciplinas representadas (siempre a voluntad del redactor). Ejemplos:

drae2001: 7 entradas/acepciones de aeronáutica/astronáutica, 14 de telecomunicaciones, 12 de teatro, 17 de ecología, 33 de fotografía, 37 de televisión, 38 de tecnología (no se sabe muy bien qué es: blíster, conexión, chiclé, organigrama), 93 de economía, 101 de esgrima, 124 de informática, 166 de cinegética, 195 de tauromaquia, 229 de religión (católica, por supuesto), 253 de heráldica, 304 de astrología/astronomía (así, ¡¡¡juntas!!!), 731 de milicia y 1838 de marina.

6) Castellanizaciones arbitrarias de los nombres de unidades del SI. (V. María Pozzi: «Terminología y normalización en las academias de la lengua española», en S. Senz y M. Alberte (eds.): El dardo en la Academia. Esencia y vigencia de las academias de la lengua española, 2 vols., Barcelona: Melusina, 2010; vol. II, pp. 303-365: § 2.1.10, pp. 328-343.)

7) Injerencias en la regulación de la escritura de los nombres propios. Aunque la Ortografía del 2010 da instrucciones sobre la correcta grafía de los nombres de pila, esta cuestión es competencia exclusiva del registro civil de cada país donde se habla castellano, que se rige por la legislación vigente en materia de imposición de nombre, muy variable de un país a otro.




Silvia Senz